Solo hay una escala. Pero no es una escala, sino una linea. Con principio y fin, un segmento. Con duración variable, pero de intensidad constante.
Se puede saltar la línea de dos formas: transformándola en sal o en bits.
A veces la línea se convierte en corriente alterna. A veces es un látigo.
También se puede romper la línea sin más.
En fin, ¿hay algo más inmaduro, ilógico e incongruente que intentar decirle a una línea ajena qué debe hacer? Comprensión.
Ahora estamos en fase de resignación, pero esa es otra historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario