El amor tiene algo parecido a escalar una montaña de a dos y confiar ciegamente en que el otro instaló el cable de seguridad exitosamente. Y no importa cuánto repitamos que el cable es seguro, ante la primera caída las palabras de ambos se cuestionan y queda expuesto cuán real fue lo que venían prometiéndose. En toda subida en algún momento va a haber una caída y ahí descubrirán el estado de sus cuerdas. En esos momentos críticos se darán cuenta de si se van a caer al vacío o si logran aguantar y quedar sostenidos por el amor hasta volver ubicarnos en el mismo camino.
Y si un día las sogas se cortan, te voy a agradecer por haberlo intentado, por la seguridad del viaje y por la experiencia de la subida. Pero sé que ninguno puede prometerle al otro que llegar a la cima es un hecho seguro.
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