Igual, en un universo paralelo, el fin de mi absurda suerte se encontraba en acabar debajo de un andamio o acabar en un autobús volcado del cual el conductor iba a demasiada velocidad y perdió el control.
Pero en esta dimensión, en este universo, no.
Sólo sé que sentía una imperiosa necesidad de abrazarle y luego, cuando ya sólo faltaban cuatro minutos para las diez, se me antojó la persona más única, especial y atractiva del mundo mundo mundialoso.
Y a veces me hago la fuerte. Pero a veces se me salen las lágrimas porque sí.
ODIO QUE SE ME OLVIDE UNA FRASE DE LA CUAL PODRÍA HABER SALIDO EL PRÓXIMO BEST-SELLER. He dicho.
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