"No intentes cambiar tu pasado. Vive tu presente y edifica tu futuro con dicho pasado como cimiento." (E.)

domingo, 18 de diciembre de 2011

Escritos bipolares de las horas intempestivas.

Cama de Aloxi, día 18 del mes mágico del año antes al “fin” del mundo.

Queridos, apreciados y estimados Reyes Magos, Papá Noel, Rey Búho del país Indie y/o cualquiera que la presente viere, leyere y entendiere:
       Doy por sentado que el hecho de visitarme cada año, supone el saber íntegro de quién es la pobre mortal que se dirige a vosotros una vez más llegadas las fechas destinadas para pedir regalos en base al comportamiento, calificaciones y buenas acciones durante el año.
       He de agradecer que esta Navidad podáis recibir mi epístola. Entiendo, porque soy mayor y leo libros de grandes sin dibujos de pequeños, que el año pasado fue un año muy duro por aquellos horribles meses de llanto y dolor (y éste también lo es, lo sé porque leo los periódicos, y me mancho de tinta al pasar las hojas, que hay una terrible crisis que hace que muchas familias tiemblen), pero sólo yo contaba con la dicha (o la desgracia) de saber entender la situación, pero las otra dos, las pequeñas, eran eso, pequeñas, y no comprendían, o no del todo, porqué toda la gente estaba tan alterada en la época de más tranquilidad del año. Gracias mayúsculas, pues.
       Esta vez no pido como la niña risueña que antes de pedir por ella, pedía por esos niños que no tenían papá ni mamá, o por los que vivían en bancos o los que esperaban ansiosos el camión de los juguetes del gobierno. Antes pedía por aquellos que no tenían la suerte que tenía ella. Pero no, hace tiempo que dejé de ser aquella criaturita que se emocionaba cuando escuchaba a su padre por el pasillo cuando llegaba de trabajar. Ahora pido como la persona complicada que ella quiso ser; la que está entrando en la edad difícil.
       Y pido, claro, cosas de persona que eligió en un momento dudoso de su vida ser complicada. Os pido a vosotros, los que repartís ilusión y en los que los niños creen, que me devolváis esa despreocupación infantil que no sé en qué momento perdí. Os pido que me libréis del miedo a mí misma, que sea capaz de enfrentarme yo sola ante las gigantes debilidades y la falta de confianza propias. Quiero escapar de la constante vulnerabilidad que me ataca. Quiero huir de la continua depresión mental que me acecha.
       Sinceramente, quisiera cambiar quien soy.
       Y soy plenamente consciente de que muchas personas envidiarían el destino que me fue proporcionado. Que estarían agradecidas por “las virtudes”, cuestionables, que tengo. ¿Pero de qué sirve tenerlo si nadie lo valora lo suficiente?
       Sinceramente, no quisiera ser yo del todo.

Yo.
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                                                                       18 de diciembre de 2011.
Queridos Reyes Magos y/o Papá Noel:
       Este año me he portado muy bien. Hasta el momento, tengo unas notas buenas, aunque sé que tengo que esforzarme más, y mi comportamiento ha sido el mejor (por favor, no os fijéis en lo desordenada que soy, eso es sólo temporal), por lo que me atrevo a pediros, de la forma más humilde que podáis interpretar, vida.
       No se me pasa por la mente un regalo mejor. Quiero vida para poder seguir disfrutando, y si cabe hacerlo aún más. Quiero vida para perder la cuenta de las veces que me río, para fabricar recuerdos alucinantes, para sentir el sol en la piel. Quiero vida para seguir besando y para seguir sintiéndome joven. Vida para querer, vida para caminar. Vida para perdonar y ser perdonada, así como para soñar. Para asomarme por la ventana y ver más vida, para ser persona. Quiero vida para llorar y sufrir, porque eso también forma parte del ciclo.
       Quiero vida para seguir siendo feliz.

        Esperando sepáis atender a esta carta, me despido por este año.

Con cariño infinito,
Aloxi.
                                     

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